"En cuanto a los republicanos - ¿cómo puede uno tomar en serio a un corrillo de asustados, avaros y nostálgicos comerciantes y afortunados ociosos que cierran sus ojos ante la historia y la ciencia, encadenan sus emociones contra la decente simpatía humana, se aferran a sórdidos y provinciales ideales exaltando la codicia pura y toleran las dificultades artificiales para los no-muy-astutos que habitan sentimentalmente y con aires de suficiencia en un sueño-universo distorsionado de frases pasadas de moda y principios y actitudes que se basan en el obsoleto mundo agrícola y artesanal, y que se deleitan (consciente o inconscientemente) en suposiciones mendaces (tales como la noción de que la verdadera libertad es sinónimo con el único detalle de una licencia económica sin restricciones o que un plan racional de distribución de los recursos podría contravenir una vaga y mística 'herencia estadounidense'...) totalmente contrarios a los hechos y sin el menor fundamento en la experiencia humana? Intelectualmente, la idea republicana merece la tolerancia y el respeto que se le da a los muertos".
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