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04 junio, 2007

Abuelos Tocapelotas I

"Cuidado con lo que coméis por la calle y con esas personas mayores (bueno no con todas, a estas a las que la tierra los llama a voces) porque en ello te puede ir el futuro. Me pasó cuando una buena mañana de sol, yendo hacia mi curro, me picó el gusanillo del hambre y con las mismas entro a un super y me compro una torta de azúcar que estaba diciendo cómeme. Yo iba tranquila con toda mi boca llena de azuquíllar cuando de pronto oigo una voz como de ultratumba que me dice: "Te pintará ir comiendo por la calle. ¡Pos no ves que no te vas a casar con lo bonita que eres!" El sobresalto que me llevé fue espantoso cuando veo a mi lado una cara que mejor no describir, que cada uno se la imagine como quiera; cuando pude articular palabra le respondí a este sujeto, ¡¡¡ehh!!! que dice: estoy casá con dos hijos y el que me ha vendio la torta es mi mario que me quiere un guevo. El hombre esbozó una especie de sonrisa y le bailaban los dientes en las encías, en fin que me dieron ganas de tirar la torta pero después pensé: ¿Merece la pena?, ¿voy a dejar mi gusanillo muerto de hambre? ¡Pos no! Seguí comiéndome la torta y me quedé tan a gusto. Esta anécdota tiene su moraleja o más que moraleja un pensamiento mio propio y es que los viejetes no saben tanto como ellos creen, que no por vivir tantos años saben más que los demás, o sin ir más lejos, ¿sería envidia lo que le dió a este mozuelo cuando me vió dar esos bocaos a la torta con toda mi caja de dientes?
P.d.: Que conste que adoro a todo el mundo sin distinción de edad.
"

Recibido en CantaroaFuente de u.r.l.