Hoy he recordado algo que debería saber desde hace mucho tiempo; y es que por muy hermosa que sea una Rosa, sus espinas no tienen porque hacer menos daño en mi corazón.
Ha sido de forma casi literal al coger la rosa roja que ayer encontre tirada en el suelo, arrancada y abandonada, y sentir una de sus pequeñas espinas en mi dedo. Así y todo la he puesto en agua.
Aunque me hagas sufrir y hasta donde me dejes, te voy a querer y cuidar.
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