[...]Normalmente la manera en que se supone que se defiende a los autores es cobrando un canon a los usuarios por acceder a su obra: el canon digital, por fotocopias, por descargas de la red... ahora incluso se plantea cobrar una cantidad por préstamo de libro en las bibliotecas públicas. [...]
Lo primero es que no es cierto que se defiendan los derechos del autor, sino de las empresas. [...]
[...]Lo que quiero decir es que lo que queremos es que nos lean, no tanto que nos compren. Que me compren o que me lean apenas supone diferencia económica para mí y desde luego escribo para que me lean, no para ganar dinero. Yo no quiero que ningún organismo me proteja de quien quiera leerme. Por eso estoy en contra de cualquier canon o precio que sólo protege a las empresas y que dificulta que las personas interesadas accedan a lo que escribo. Por mí que me descarguen, me fotocopien, que se pase todo el mundo lo que escribo de mano en mano, qué más puede desear una escritora que ser leída. Si gano dinero con ello o no, es otra cosa. Claro que me gustaría, como a cualquiera, pero mientras las megaempresas sean las que deciden lo que se lee, lo que se escucha, lo que se ve… entonces poco de eso tendrá que ver con la literatura, con la música o con la creación artística.
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