Tenía un perro que un día se transformó en una diminuta perrita de grandes orejas, bonitos ojos y largas pestañas. Podía encogerse sobre si misma hasta formar un pequeño ovillo como una 
canica y con la leve caricia de la yema de un dedo comenzaba a girar cada vez más rápido hasta salir volando.
Niroza (recordando un sueño).
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario