25 mayo, 2009

Microinformática de precisión

Me encontraba esta tarde haciéndole tres agujeros al cartucho de tinta tricolor de mi impresora con una barrena, después de haber doblado la punta de la aguja hipodérmica con que primero había intentado atravesar el plástico del cartucho (el de los originales es más blandito y se puede), cuando me he acordado de un disco duro que tuve hace años de unos 300 megas (si megas nada de gigas) que sólo funcionaba si lo situaba fuera de la torre, dentro hacía ruidos raros y no arrancaba. Una vez lo moví y sin querer queriendo la parte de abajo tocó la carcasa de la torre, que por supuesto tenía abierta, dió un chispazo y la torre se apagó (creo que era un Pentium a 100Mhz en una placa base Soyo, jo una comida que se llama soyo). No pasó nada, al menos no en esta parte del mundo, volví a encender y todo funcionaba. En fin, que he rellenado el cartucho (hacía siglos que no lo hacía y tirando cosas me he encontrado con la tinta) e imprime en amarillo, azul, verde (je :), pero no en rojo. Que le vamos a hacer, tendré que seguir haciendo agujeros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

con dos cojones carlinhos. Eres la puta caña de España. Janito Linares, el rey de los Olivares.