"Numerosos son los casos en los que electrosensibles, como
también se denominan estas personas, se sienten a morir ante una antena
de telefonía instalada en un edificio que en realidad no está conectada a
la red, pero ellos creen que sí. Como escribía hace cuatro años Pepe Cervera,
“las enfermedades se pueden inventar, y una vez inventadas siempre hay
quien acaba por sugestionarse hasta enfermar y quien se beneficia de
curarlas”. La hipersensibilidad electromagnética existe
únicamente en la medida en que hay gente que cree que la sufre, como
pasa con las posesiones demoniacas, y se aprovechan de ella
pseudocientíficos y vendedores de inútiles protectores frente a las
ondas que hacen su agosto gracias, también, al periodismo irresponsable y
alarmista que, ante una afirmación extraordinaria, cae rendido en
brazos del charlatán de turno que le da titulares increíbles y nunca
consulta con científicos de verdad porque la historia se puede ir abajo.
Y, si no, que se lo pregunten a los responsables de los informativos de
La Sexta que hoy han convertido en espectáculo a Minerva Palomar, una
pobre mujer que vive en un infierno creado por su creencia en algo que
no existe, como Satanás.
"
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