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24 diciembre, 2012
19 agosto, 2011
GRITO HACIA ROMA
(DESDE LA TORRE DEL CRYSLER BUILDING)
Manzanas levemente heridas
por los finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.
Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.
Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.
Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.
Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.
Federico García Lorca (Poeta en Nueva York (1930))
Manzanas levemente heridas
por los finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.
Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.
Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.
Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.
Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.
Federico García Lorca (Poeta en Nueva York (1930))
Federico García Lorca - Grito hacia Roma desde la torre del Crysler Building
14 febrero, 2011
06 febrero, 2010
Jabberwocky
Brillaba, brumeando negro, el sol;
agiliscosos giroscaban los limazones
banerrando por las váparas lejanas;
mimosos se fruncían los borogobios
mientras el momio rantas murgiflaba.
18 junio, 2009
03 marzo, 2008
14 febrero, 2008
epitafio
De haber escrito mi propio epitafio este hubiese sido: Tuve una riña de enamorados con el mundo.
07 febrero, 2008
Voz
Se derramaba tu esencia bajo la luna
mientras tu voz se filtraba por cada recoveco de mi mente
Te observaban,
fugaces estrellas en los ojos,
felinos espiritus envidiosos de tu belleza terrena
Cada movimiento volvìa etereo tu cuerpo
como una melodìa suave y olvidada
Tu sombra se retorcìa con delicadeza,
persiguiendola a traves del cielo
las luces perdidas de la noche que no alcanza mis ojos
Recurrentes memorias
recorren mi piel desgraciada
fria
bañandola en recuerdos calidos
como la sangre
sigo escuchando tu voz
(incluso si se han apagado todas las sombras)
solamente tu voz
(incluso si han desaparecido todos los fantasmas)
mientras tu voz se filtraba por cada recoveco de mi mente
Te observaban,
fugaces estrellas en los ojos,
felinos espiritus envidiosos de tu belleza terrena
Cada movimiento volvìa etereo tu cuerpo
como una melodìa suave y olvidada
Tu sombra se retorcìa con delicadeza,
persiguiendola a traves del cielo
las luces perdidas de la noche que no alcanza mis ojos
Recurrentes memorias
recorren mi piel desgraciada
fria
bañandola en recuerdos calidos
como la sangre
sigo escuchando tu voz
(incluso si se han apagado todas las sombras)
solamente tu voz
(incluso si han desaparecido todos los fantasmas)
09 diciembre, 2007
Micropoemas
Te adoraré siempre y me importas un pimiento de momento no riman pero ya rimarán con el tiempo.
Ajo (Micropoemas).
http://www.myspace.com/stripteasecardiovascular
http://www.experimentaclub.com/data/ajo/
Al principio me dieron muchas ganas de llorar. Se me pasaron y me entraron las mismas ganas pero ya de que lloraras tu. Desde entonces estoy superada pero con hache intercalada.
http://www.experimentaclub.com/data/ajo/
Al principio me dieron muchas ganas de llorar. Se me pasaron y me entraron las mismas ganas pero ya de que lloraras tu. Desde entonces estoy superada pero con hache intercalada.
"Con una indumentaria lumínica que evoca vagamente los años veinte del siglo pasado, Ajo va desgranando lo que ella misma ha bautizado como micropoemas, que son pequeños y delirantes haikus o greguerías inesperadas, disparadas como dardos en dirección a las ganas de los presentes de entender algo que tenga cierta sutileza. Algunos ejemplos: "Lo que pienso yo del amor que te lo cuenten mis venas", "vendo agendas pequeñas para gente de pocos amigos", "teníamos 20 años y nos volvimos locos el uno por el otro. Hoy, con casi 40, seguimos locos, pero ya cada uno por su cuenta" o "no me tires de la memoria que yo vengo del punk y la cresta la llevo en la lengua". FERNANDO MARTÍN EL PAÍS - Espectáculos - 31-05-2005
27 julio, 2007
Rascacielos
Hay un rascacielos en tus labios
creo que es infinito
el corazón no me cabe
voy por el primer piso.
Hay un rascacielos en tus labios
creo que es infinito
el corazón no me cabe
voy por el primer piso.
Voy
Voy a mojarme los labios
con agua bendita
para lavar lo besos
que una vez me diera tu boca maldita.
Voy a ponerme en los ojos
un hierro candente,
pues mil veces prefiero estar ciego
que volver a verte,
voy a tratar de olvidar
que una vez fuiste mía.
Voy con mi sueño a matar
el amor de mi vida.
Voy a mojarme los labios
con agua bendita
para lavar lo besos
que una vez me diera tu boca maldita.
Voy a ponerme en los ojos
un hierro candente,
pues mil veces prefiero estar ciego
que volver a verte,
voy a tratar de olvidar
que una vez fuiste mía.
Voy con mi sueño a matar
el amor de mi vida.
.CORCOBADO.
Vía: poesiasalvaje.org
Vía: poesiasalvaje.org
02 mayo, 2007
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido
Tu justificas mi existencia.
Si no te conozco, no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
Si no te conozco, no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
Luis Cernuda
Hoy he recibido una invitación de boda y llevaba esta cita. Me ha gustado. Supongo que ha sido ella (quién se casa) la que la ha elegido, profesora de filología española que hace años (cuando aún no lo era) tuvo a bien tratarme con gran prepotencia y prejuzgando que nunca o casi me habría leído un libro :). Que sea enhorabuena con mis mejores deseos!
17 abril, 2007
Me gusta cuando callas
Me gusta cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
20 poemas de amor y una canción desesperada.
Web Pablo Neruda universidad de Chile. El poema completo.
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