26 noviembre, 2012

Telecinco contra Pablo Herreros por el asunto “La Noria”

Enrique Dans: Telecinco y la paranoia

Mi columna de hoy en el diario Expansión se titula “Telecinco y la paranoia” (pdf), y  resume el estupor que me generó leer la nota de prensa difundida por la cadena como intento de justificar la querella que han interpuesto contra Pablo Herreros por el asunto “La Noria”. En ella, la cadena pretende que un derecho absolutamente inalienable de los ciudadanos, como el de consumir o no consumir una marca determinada en función del criterio que estimen oportuno, constituye de alguna manera una “amenaza”. Podría explicar de mil maneras cómo una convocatoria pública a no consumir una marca o a solicitar a unas empresas que no se anuncien en una cadena no puede bajo ningún concepto constituir un delito de amenazas, pero después de leer ayer a Bosco Algarra en su entrada titulada “A Telecinco se le han fundido los cables con Pablo Herreros. Cuatro pruebas irrefutables” creo que lo mejor que puedo hacer es directamente entrecomillarle:
Telecinco parece olvidar que el boicot es una herramienta de protesta en una sociedad democrática. ¿Acaso creen son los únicos? Un boicot se hace por cualquier cosa, con mayor o menor razón. Hay gente que no compra cava catalán. Otros no acuden a restaurantes que se niegan a celebrar bodas de homosexuales. Otros no quieren ver Cuatro TV porque en unos de sus programas cocinaron a un cristo. Hay ecologistas boicotean a las empresas que venden pieles; hay chinos que se niegan a entrar en negocios japoneses, incluso norteamericanos que han llegado a boicotear a las patatas fritas francesas… Señores de Telecinco: ¿en qué mundo viven? La gente hace lo que le da la gana, y está en su perfecto derecho. Incluso aunque no tenga razón. La misma sociedad que conecta con Terelu o que compra los productos que anuncian en sus programas, es la que se molestó por aquella entrevista tan repugnante de La Noria. No hay conspiraciones. ¿Tan difícil es de entender? Quizá les convenga reflexionar que detrás de su audiencia no sólo hay consumidores. También hay personas, con inteligencia y voluntad. Y libertad.”
Ayer por la tarde, con mi columna ya escrita y entregada a Expansión la noche anterior, acudí a Telecinco, convocado a una reunión por su director general corporativo y su directora de comunicación. En la reunión, la palabra “amenazas” estuvo presente todo el tiempo, y mis intentos por hacerles ver que ahí no había amenazas de ningún tipo fueron completamente inútiles: exigían que de alguna manera, Pablo Herreros “se disculpase” por presionar a sus anunciantes. Me vi con Pablo nada más salir de la reunión, pero como esperaba, su voluntad se mantiene completamente firme: no solo sabe que no ha hecho nada malo, sino que mantiene el mismo inquebrantable fin: que Telecinco se comprometa a no volver a pagar a delincuentes por acudir a un programa a contar sus delitos. Un extremo al que Telecinco, aparentemente, se niega.
La actitud de Telecinco es, según comentaron ayer, una defensa de su independencia y línea editorial. Mi opinión es que eso es tan solo una excusa para poder seguir haciendo lo que quieran con el fin de generar audiencia. En ningún caso se pretende atacar la línea editorial de Telecinco, ni abrir una vía para influenciar sus contenidos: se busca evitar un fenómeno repugnante con fortísimas connotaciones morales: que los delincuentes se dediquen a “hacer el paseíllo” tras sus fechorías para pagarse la indemnización o incluso enriquecerse si el postor sube la puja lo suficiente. Lo dicho: repugnante. E inaceptable.
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Continúa-> http://www.enriquedans.com/2012/11/telecinco-y-la-paranoia-mi-columna-de-esta-semana-en-expansion.html

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