Les ha dejado la agitación de los mercados con una sensación de
miedo? Bueno, pues debería. Está claro que la crisis económica que
empezó en 2008 no ha terminado ni mucho menos.
Deberíamos estar reconstruyendo escuelas, redes de distribución de agua, carreteras y demás
Pero hay otra emoción que deberían sentir: ira. Porque lo que estamos
viendo ahora es lo que pasa cuando la gente influyente se aprovecha de
una crisis en vez de tratar de resolverla.
Durante más de un año y
medio -desde que el presidente Obama decidió convertir los déficits, y
no los puestos de trabajo, en el tema central de su discurso sobre el
Estado de la Unión de 2010- hemos mantenido un debate público que ha
estado dominado por las preocupaciones presupuestarias, mientras que
prácticamente se ha hecho caso omiso del empleo. La supuestamente
urgente necesidad de reducir los déficits ha dominado hasta tal punto la
retórica que, el lunes, en medio de todo el pánico en las Bolsas, Obama
dedicaba la mayoría de sus comentarios al déficit en vez de al peligro
claro y presente de una nueva recesión.
Lo que hacía que todo esto
resultase tan grotesco era el hecho de que los mercados estaban
indicando, tan claramente como cualquiera podría desear, que nuestro
mayor problema es el paro y no los déficits.
[...]
¿Qué conllevaría una respuesta real a nuestros problemas? [...]
Paul Krugman es profesor en la Universidad de Princeton y premio Nobel de Economía
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www.elpais.com/articulo/primer/plano/crisis/secuestrada/elpepueconeg/20110814elpneglse_5/Tes